Sinopsis
Viana, la única hija del duque de
Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran
niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los
festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de
Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas… y tanto
Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra. En tales circunstancias,
una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso… y, tal
vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan sobre el Gran Bosque… el
lugar donde los árboles cantan.
Reseña
Hay libros que es mejor leer sin
saber nada al respecto. Es algo que
tanto autores como editoriales saben perfectamente y por eso al publicar un
libro de este tipo suelen llenar la contraportada de recomendaciones o de frases
que realmente no nos dan idea de la trama en sí, escondiendo la sinopsis en la
parte interna, y todo, para que cuando al fin la encuentres, sea vaga, y poco
clara.
“Donde los árboles cantan” es uno
de esos libros. Yo lo compre hace ya muchos años porque había leído la trilogía
de Memorias de Idhun de Laura Gallegos y había disfrutado mucho su prosa y su
imaginación, así que decidí darle una oportunidad a otro de sus libros, pero
hoy en día, si acudiera a una librería y leyera la sinopsis probablemente no se
me antojaría comprarlo.
Por lo mismo, si quieren tener un
acercamiento al libro, les recomiendo hacerle más caso a la reseña de la
revista literaria ‘El templo de las mil puertas’ que dice: “Doncellas al
rescate y caballeros en apuros... una aventura de superación y amistad” que a
la misma sinopsis.
Con esta corta pero poderosa
frase podemos darnos una idea del núcleo del libro que es precisamente, la
superación y el crecimiento. O, en otras palabras, el nacimiento de una
heroína. Y esto, precisamente lo que hace tan especial al libro. Desarrollar
una buena heroína no es nada fácil, sobre todo cuando el personaje es,
originalmente lo opuesto a lo que usualmente se asocia con una, pero Laura lo
hace a la perfección.
Viana de Rocagrís, es un
excelente punto medio. ¿A que me refiero con esto? Últimamente se ha hecho
mucha conciencia de lo problemático que resultan las protagonistas que repiten
una y otra vez que “no son como las otras chicas”, que son tímidas, que les
gusta leer y que no disfrutan del maquillaje, asociando la feminidad ordinaria
con algo negativo, pero también se ha hecho conciencia de lo perjudicial que
puede ser, especialmente para lectoras jóvenes, el tener como único referente
mujeres guerreras que parecen no tener miedo nunca.
Se habla entonces de la
importancia de contar con diversas protagonistas con las que todo tipo de
personas puedan identificarse, lo que implica, por supuesto, un rango muy
amplio que abarca, color de piel, personalidad, identidad de género, orientación
sexual, entre otros. Así, mientras alguien puede sentirse identificada con el
carácter torpe e introvertido de Bella Swan, alguien más, puede verse reflejado
en la determinación, e impulsividad de Katniss.
Viana, entonces comienza la
historia siendo una doncella de alta cuna, que sueña con casarse con el amor de
su vida y termina siendo una proscrita que tiene que aprender a cazar para
sobrevivir. Su cambio no resulta brusco y apresurado, si no que va dándose
suavemente y podemos acompañarla mientras vemos como poco a poco evoluciona y
comienza a preguntarse cosas que antes daba por hecho.
En cuanto al género, aunque el
libro pertenece al fantástico, es algo que podemos apreciar hasta pasada la
mitad, pues antes solo tenemos pequeños esbozos aquí y allá, lo que, al igual
que pasa con Viana, te da la oportunidad de irte adentrando poco a poco a ese
mundo, generando la ilusión de que podría ser real.
Finalmente, creo importante mencionar que este
libro es atemporal. Uno de mis mayores miedos cuando lo releí, era que mis
recuerdos de él estuvieran empañados por la nostalgia, pero que mi versión
mayor y con más libros en mi biblioteca mental no fuera a disfrutarlo tanto.
Pero estuve muy equivocada, mi versión de 22 rió, lloro, se emocionó y sufrió
tanto como mi versión de 16.